miércoles, 9 de mayo de 2007

La primera Misa de mi amgo David


David es un cura recien estrenado que conocí hace unos años en la reunión de curas de los miércoles. Puede que hayan pasado seis o siete años desde el primer día que apareció con su sonrisa y su buen humor. Pero lo más importante es que fruto de la relación con este grupo de sacerdotes del Foro, se fue al seminario de Madrid, y el pasado sábado se ha ordenado de sacerdote al servicio de la diócesis de Madrid.

A uno ya se le van notando los años, porque así es la vida, y es que vivir es ponerse años sin remedio, pero recuerdo, como todo cura recien estrenado la ilusión de la primera misa, también aquel sobre azul que contenía el primer destino, que venía a decir que "teniendo en cuenta las cualidades de don Fulano, el Sr. Obispo le destina a Vd. como ecónomo a la parroquia de tal y tal...

También tengo presente la primera toma de contacto con los compañeros del arcipretazgo por los años setenta, el sacerdote más maduro, solía ser el arcipreste. El que me tocó se llamaba don Clemente, y lo recuerdo con cariño porque era un hombre bueno y muy hospitalario, algo que siempre agradeceré porque su casa era también tuya para quedarte a comer, a dormir o simplemente a charlar.

No se me ha olvidado uno de aquellos consejos que él siempre repetía: "La primera parroquia, la da Dios; la segunda, los hombres que ayudan al Obispo; y la tercera, la da el demonio". Lo decía porque para él la parroquia era como el matrimonio, algo indisoluble, para toda la vida. Nunca había querido separarse de aquellas gentes sencillas de la montaña, y en esa parroquia llamada de Pontedo, estuvo toda su vida.

David, la vida ha cambiado mucho y ya no es posible permanecer toda la vida en la misma parroquia. Lo que importa es que estés donde estés, seas siempre sacerdote, tengas buen humor, y paciencia con la gente porque la paciencia todo lo alcanza.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Rezaré por el hoy