viernes, 11 de mayo de 2007

Los paseos parroquiales


También son importantes para un cura urbano las calles de la parroquia. Ya sé yo que lo más importante lo tenemos en la Iglesia, en el sagrario, allí está Jesús y desde allí tenemos que hacer toda nuestra labor pastoral. Pero nadie me puede negar que darse un paseo por las calles de la parroquia viene bien para encontrarse con los feligreses.

Personalmente siempre me doy un paseo por las calles de mi parroquia de Covadonga, y en ellas me encuentro a la madre que va de compras, a los que les gusta caminar, a los jubilados que van a buscar el periódico, también a los chicos que estudian y que aprovechan para dar una vuelta con el perro y descansar un rato.

Procuro hablar con todos y mantener una conversación sobre las cosas que pasan o son de actualidad, y siempre encuentro a alguien que "pega la hebra" para comentar algo de lo que ocurre o algo de su vida. También la gente me dice que agradece que el cura se pare con ellos a charlar, a echar "un párrafo".

Los sacerdotes no podemos olvidarnos de estar en la Iglesia rezando, ni del despacho parroquial, que a veces está abarrotado de gente, y otras un poco más vacio. Pero también en la calle podemos tratar a la gente y hablar con ella, para irlos conociendo y que ellos nos conozcan a nosotros. Pienso que del trato, del cariño de una conversación también pueden salir cosas buenas para que nuestros feligreses se acerquen a Dios.

No es nada costoso que en nuestro horario diario tengamos un tiempo para dar un paseo por las calles de la parroquia, haciéndonos los encontradizos con nuestros feligreses. Es una oportunidad estupenda para rezar por ellos, para tratarlos a los que encontremos por la calle, para que surja una relación y a la larga, nunca se sabe, una buena amistad.

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