jueves, 10 de mayo de 2007

San Juan de Avila, el patrono de los curas españoles


Yo creo que los curas españoles lo conocemos poco, durante siglos era conocido como el beato Avila, y allá por los años 70, cuando yo estaba en el Seminario, lo hicieron santo durante el pontificado de Pablo VI, aunque toda su vida había sido un sacerdote santo.

Con su amigo el P. Contreras quiso embarcarse para el Nuevo Mundo para evangelizar aquellas tierras, pero se lo impidió el arzobispo de Sevilla, que le pidio que evangelizara Andalucia, y en estas tierras españolas se quedó hasta su muerte. Recorrió todas las ciudades importantes y los pueblos grades, y la receta era siempre la misma: la oración, el sacrificio, el amor al prójimo, la enseñanza del catecismo, y la predicación.

Predicaba de modo incansable en las iglesias, pero también en las calles de las ciudades, con el único objetivo de dar a conocer a Jesucristo crucificado. El mismo reconocía ante sus admiradores que sus principales libros de predicación fueron el crufijo y el santísimo sacramento.

No estaría de más que los curas españoles conocieramos un poco mejor a este sacerdote ejemplar, que ha sido un modelo en el ministerio sacerdotal. Y pongamos en el centro de nuestras vidas tres actividades que san Juan de Avila desarrolló santamente: la predicación, la celebración de la misa, y el amor al prójimo.

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