martes, 10 de abril de 2007

Un trozo de cielo de Coslada


Yo he vivido tres años en Roma y el cielo romano durante la primavera es algo especial. Cualquier viajero que lo contempla a partir de las ocho de la tarde cuando el sol "tramonta", cuando el sol se pone, desde esos puentes que cruzan el Tiber, se queda extasiado porque es un cielo limpio, elegante, especial. Yo creo que es el más romántico del mundo.

Pero yo quiero hablar del cielo de Madrid, y especialmente del cielo de Coslada, de ese trozo de cielo que se divisa después de la misa de la tarde, cuando el sol se va poniendo poco a poco. La verdad es que no me había fijado en este cielo que se ve desde mi parroquia, pero las mujeres que son mas observadoras que los hombres me lo hicieron notar, y aprovecho estos dias de primavera para contemplarlo y para admirarlo. Y como ellas dicen, es un cielo especial.

Dicen las crónicas que no hay nada como el cielo y el sol de Toro, esa fuerte y leal ciudad zamorana, y que en el mes de Julio contemplar en esta ciudad una puesta de sol, vale por la lectura de todo un libro de poesía. No lo puedo afirmar porque nunca lo he podido contemplar, pero yo también afirmo que el cielo de Coslada cuando el sol se pone es un espectáculo digno de ver y de contemplar, y si no se lo quieren creer mis lectores, que lo comprueben cualquier día de este mes de abril.

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