sábado, 28 de abril de 2007

No me queda mas remedio que hablarte de Celso, filosofo pagano del siglo II


Filósofo griego que vivió en el siglo II y que escribió una serie de textos contra el cristianismo a los que se opuso Orígenes. Fue gracias a los escritos de este último por lo que se conserva parte de su obra.

Se sabe muy poco acerca de su vida. Algunos lo han identificado con un filósofo epicúreo, que habría escrito también una obra llamada «Contra los magos» y habría sido contemporáneo del filósofo Luciano (quien le dedica sus obras «Alejandro» o el «Falso profeta») pero esta interpretación ha sido fuertemente contestada por teólogos y exégetas debido a que la filosofía de fondo de Celso sería más bien platónica. Hay finalmente quienes sostienen que la filosofía de Celso era estoica.

Es interesante hacer notar que el mismo Orígenes favoreció el equívoco dado que llama «epicúreo» a Celso en varios momentos (véase «Contra Celso»: I 8.20.21; 2.60: III 34.48.79; IV 54-75; V 3) mientras que los textos que cita dan a entender una concepción platónica por parte de su rival. Esto se podría explicar dado que, como el mismo Orígenes aclara al inicio de su obra, para cuando la escribió (año 248 d.C.), Celso ya estaba muerto. Otra explicación de los equívocos era el eclecticismo reinante en el ambiente intelectual de ese período histórico.

También se debe reconocer que la mayor parte de las citas de Orígenes (que según los estudiosos correspondería al noventa por ciento de la obra de Celso) no son filosóficas sino una lista de críticas y burlas de la religión cristiana mezcladas con frecuentes alusiones a su propio dominio de todo el saber (panta oida). Orígenes aprovecha esta expresión para burlarse a su vez de Celso pues los filósofos siempre se definieron como amantes del saber y no como sabedores plenos. Lo cierto es que Celso demuestra conocer bien las tendencias filosóficas de su tiempo, también parece haber leído la Biblia, algunos evangelios apócrifos y los primeros escritos de los padres apologetas.

Se cree que, dada la creciente propagación del cristianismo -ya denunciada por Plinio-, Celso dirigió sus escritos contra esta religión y en especial para contraarrestar las conversiones entre paganos.

En ella se burla de Jesucristo, diciendo que habría sido hijo de una judía amancebada con un soldado romano, que habría practicado la magia que aprendió en Egipto y que por eso se ganó unos cuantos discípulos de entre la plebe más miserable y digna de compasión. Sin embargo, para Celso el argumento más fuerte en contra de Cristo es su humillante muerte en la cruz, absolutamente indigna de una divinidad. Compara luego los relatos de la resurrección con los que circulaban de otros personajes de la cultura griega.

De la crítica al fundador del cristianismo, pasa a sus seguidores y doctrinas. Según Celso los cristianos habrían favorecido una suerte de Estado dentro del Estado: no participan en los cultos ni fiestas, niegan las tradiciones de los antepasados. Además serían gente de la peor calaña: ignorantes, pobres, supersticiosos, vendidos, etc. Sin embargo, dada la situación del imperio, les invita a participar de una alianza política que permita un nuevo enriquecimiento del imperio.

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