lunes, 16 de abril de 2007

La primera confesion de los niños que van a hacer la comunion


Confesar niños para un sacerdote es una tarea apasionante si tenemos sentido del humor y cariño a los niños. Yo creo que tenemos poco tiempo para confesar niños, yo recuerdo que antes, hace 40 o 50 años, la vida era distinta, por eso el sacerdote dedicaba la tarde de los sábados a las confesiones de los niños y hacia una gran labor.

Ahora todo ha cambiado, con el famoso fin de semana es imposible que se esté quieta la gente en la parroquia, todo el mundo se mueve, sale de su casa, hace deporte, hace lo que sea...pero no hay modo de que tenga un poco de paz para pasarse por la iglesia como antaño. Así es la vida, y no por eso vamos a ser pesimistas y a ponernos tristes.

El sentido del humor es necesario para confesar a los niños, sino es duro para uno y para otro, porque con rigideces no es posible tratar ni confesar a niños. Ellos necesitan confundirse, preguntar, distraerse, ponerse un poco nerviosos, todas esas cosas juntas se ven cuando tienen que confesarse por primera vez, pero si el cura tiene sentido del humor todo se arregla, uno se rie por dentro, se explica lo que sea necesario, y la próxima ya saldrá mejor, que así es la vida.

Yo creo que tratar con niños nos viene bien para nuestra vida interior, para tratar a Dios, pues nosotros delante de Dios, somos poca cosa, somos como esos niños que juegan en la plaza, en el colegio, en nuestras parroquias, a nosotros también se nos olvida lo más importante y volvemos a intentarlo hasta que nos sale bien, igual que a ellos.

No me pesa aprender de los niños para "moverme" delante de Dios, y creo que cuando mejor rezo es cuando actúo como un niño pequeño, de esos que tengo en la parroquia.

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