sábado, 17 de marzo de 2007

Se acabaron los ejercicios espirituales


Esta es la plaza de Riaza, por cierto muy bonita, y a este pueblo me fui de ejercicios espirituales este año. Ya llevo 32 años de cura, y no he faltado a la cita ni un solo año, porque creo que hacen mucho bien a la vida del sacerdote. Ya sé que la gente normal no está acostumbrada a retirarse unos días para poner al día las cosas del alma, pero todos deberíamos esforzarnos porque las gentes de nuestras parroquias pasaran dos o tres días de retiro para profundizar un poco en las cosas de Dios.

Ya tenía yo ganas de coincidir en unos ejercicios con Aurelio Fernández, cura asturiano, afincado en Madrid, y maestro de varias generaciones de sacerdotes . Tiene ochenta años, aunque no lo parece, conserva una excelente forma física, sonrisa franca y acogedora, y una finura de alma que no es fácil encontrar en estos tiempos nuestros.

No cabe duda que Aurelio domina la teologia en todas sus facetas, conoce muy bien la Escritura y tiene un dominio del lenguaje que a todos nos gustaria tener cuando hablamos a la gente. Además es un cura bueno y piadoso. Yo diría que muy piadoso, con esa armonia que tiene el que sabe unir lo humano y lo divino en la vida cotidiana, como a él le gusta decir.

Bueno, pero ¿dijo alguna novedad? En cinco días se dicen muchas cosas sobre Dios, Jesucristo, La Iglesia, el ministerio de los sacerdotes...Pero yo me he quedado con una que lo resume todo: "somos sarmientos unidos a la vid para dar frutos, y no me olvidéis que los sarmientos solos no pueden nada".

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