domingo, 18 de marzo de 2007

4 dom. de cuaresma: Dios es un Padre misericordioso


La parábola del Hijo pródigo que se lee este domingo nos hace caer en la cuenta de que todos somos pecadores, esa es nuestra condición humana: hijos que somos pecadores.

Pero no podemos olvidar que Dios es misericordioso, nos perdona siempre que acudimos arrepentidos. La grandeza de Dios en su amor es algo grandioso, y nosotros, muchas veces, no nos enteramos porque somos poca cosa, por eso en estas semanas de cuaresma, tenemos que profundizar en esta grandeza de Dios como Padre que perdona siempre.

Leyendo las hazañas de hijo pequeño se ve retratado cada uno, tu y yo, porque cuando uno se aleja de Dios derrocha la vida, viene el hambre y a veces se acaba cuidando cerdos. Esperemos que Dios nos eche una mano y no acabemos de esa manera.
El hijo mayor también es un pecador porque no se entera lo que le quiere su padre, ni quiere al hermano que se ha ido de casa, ni se alegra con su vuelta.

Jesús nos deja claro en el evangelio de este domingo que todos, ¡todos!, somos pecadores, pero también somos hijos que cuando piden perdón vuelven a recuperar la filiación divina y la alegría.

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