jueves, 29 de marzo de 2007

Charlas cuaresmales: el amor a la eucaristia


Ya decía Santo Tomás de Aquino que "en la eucaristía se contiene todo el bien espiritual de la Iglesia: Jesucristo". Y esta es la clave de nuestro amor, de nuestra compañia al Señor sacramento, y de recibirlo con frecuencia en la comunión. Nada menos que unirnos a Jesucristo de un modo misterioso, pero real.

Cuentan de Romano Guardini, famoso teólogo alemán anterior al Concilio Vaticano II, que un día iba andando con un alumno y le hablaba de la grandeza de este sacramento, explicándole que no era capaz de comprender como Dios se había podido quedar con nosotros bajo la apariencia de pan. El alumno le contestó a su maestro que la razón era siempre la misma: el amor. Y así se lo dijo: "Romano, el amor siempre hace cosas extraordinarias".

Y es verdad: el amor hace cosas extraordinarias. Lo vemos todos los días en los enamorados, en los padres con los hijos, y en los hijos con los padres. Y si es poderoso, como lo es el amor de Dios, pues es capaz de quedarse con nosotros y de marcharse a los cielos donde tiene que estar glorioso.

A mi me gustaría que le pidieras al Señor el premio de creer en la eucaristía, de que vieras en el sagrario de tu pueblo, de tu parroquia, de tu colegio, a una persona viva, que es Jesucristo. Si, ese mismo Jesús que vivio en la tierra, que trabajó con sus manos, que amó a sus amigos, que murió en la cruz, que resucitó por nuestra salvación.

No te olvides que si tratas al Señor en la eucaristía, si le visitas con frecuencia, acabarás siendo su amigo, y esa amistad con él te llevará a mejorar tu vida cristiana, y tu preocupación por los demás.

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