jueves, 22 de febrero de 2007

Mi amigo Joaquin, el mecanico


A veces le pasan a uno cosas que no tienen nada de sublime, son absolutamente normales. Y una cosa normal, aunque tengas un coche nuevo, es que pinches. Pues, hoy, a mí, esta tarde me ha pasado eso: pinchar el coche. Como hace mucho que no pinchaba no tenía ni idea de cómo cambiar la rueda, así que no me quedó más remedio que pedir ayuda a un chico joven que pasaba por allí.

Este chico que se llama Joaquín, que estudió mecánica, que tiene la novia por el barrio, fue el que me echó una mano para cambiar la rueda, porque sin él, hubiera sido prácticamente imposible. Con la ayuda de este chaval de 20 años, pude cambiar la rueda y llegar a la misa de 7 de la tarde, luchando contra el crono.

Como se había portado tan bien conmigo le di la propina y charlamos un rato. Ya he dicho que tenía 20 años y trabajaba en un taller de mecánica. Luego me contó que hacia más de 12 años que no hablaba con un cura, hizo la primera comunión, pero no se sabía el padrenuestro, le parecía una pérdida de tiempo rezar, pensaba independizarse de sus padres y vivir con unos amigos en un piso, porque se le hacia dificil aguantar a los viejos.

Esta es la realidad de mucha gente joven de nuestras ciudades, buenos chicos, serviciales, pero vacios por dentro en lo que se refiere a valores de cualquier tipo.

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