domingo, 18 de febrero de 2007

Doña Maria, la madre de Carmen


Todos los días me encierro en este cuadrilatero con mucha ilusión para contaros cosas de la parroquia, de la gente, de los acontecimientos que nos rodean. Ya sé que, poco a poco, la gente va entrando en el blog, pero todavía nos queda mucho para que mandéis mensajes y me comentéis cosas. Aunque todo se andará.

El domingo he visto en Misa a doña María, la madre de Carmen, porque algunos domingos la sacan de la residencia donde vive y se la traen a comer a casa y a pasar un rato en familia. Y es que cuando la gente tiene muchos años, lo que más estiman son los detalles de cariño y de aprecio. No lo olvidéis nunca.

Puede ser que haga unos diez años que la conozco. Todavía tengo un recuerdo estupendo cuando iba a su casa a llevarles la comunión y luego me invitaban a un rato de tertualia y también a tomar un café. La madre de Carmen es una mujer muy simpática, muy de Madrid, con esa gracia "chispera" que tenía antes todo el mundo que vivía en Madrid, y que ahora parece que está diluida. También su padre era un madrileño con trapío, siempre tenía buen humor, hasta los últimos momentos siempre estaba ocupado en hacer algo, y su preocupación era que te encontraras a gusto en su casa.

Todos los ancianos tienen muchas cosas positivas, que tenemos que descubrir los que les tratamos. No es verdad que no tengan nada bueno, después de una vida, todo el mundo tiene que tener muchas cosas de categoria en su vida. Y si no las vemos es porque nos ponemos las gafas del egoismo. Nadie debe olvidar que lo que somos se lo debemos a nuestros padres.

Por eso el cuarto mandamiento lleva consigo una bendición : todo el que honra a sus padres, Dios le perdonará lo que haga falta.

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