domingo, 4 de febrero de 2007

La homilia del 5 dom. ordinario


Aquí en el evangelio de este domingo está el retrato de la vocación de Pedro, y también el del discípulo de Jesucristo. Lo mismo que hizo Pedro poniendo a disposición de Jesús su barca, más tarde le daría el corazón y, poco poco, le entregaría la vida.

Así tiene que pasar con todo el que sigue a Jesús, se trata de "dar" porque si no no oiremos sus llamadas, no le seguiremos.

¿Cómo vamos a dar la cartera, si no le hemos dado el corazón? Mientras no te pongas a disposición de Jesús con lo que eres, mientras no le des el corazón, es imposible seguirle, y muy dificil pescar hombres.

No se puede olvidar nunca que cuando Dios pide, lo hace no porque necesite nada de nosotros, El lo tiene todo, lo hace para enriquecernos en esta vida, y luego darnos la vida eterna. Eso, un amor sin traiciones y para siempre.

No te olvides que uno no es discípulo de Jesús hasta que no le da el corazón entero. Si, si, como hizo el apostol Pedro, y también como cantan por el norte "corazones partidos yo no los quiero, si doy el mío lo doy entero".

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