sábado, 16 de junio de 2007

El evangelio del domingo XI


Después de la fiesta del Corpus Christi volvemos al tiempo ordinario con el evangelio de Lucas que es el que leeremos los domingos en la eucaristía hasta el tiempo de adviento.

La actividad de Jesús sigue por Galilea y nos cuenta el evangelio que Jesús ha sido invitado a comer por un fariseo importante, y allí tiene lugar esa escena en la perdona los pecados a una mujer pecadora.

El mensaje que Jesús le manda a Simón el fariseo es que él también es pecador, aunque sea un deudor más pequeño que otros pecadores, y también que aunque se cree justo por cumplir ciertas cosas externas, todavía no se ha enterado de lo que es el amor en los detalles.

La mujer pecadora, una prostituta, tiene muchas deudas con Dios, pero se las ha perdonado Jesús porque ha amado mucho. Ella es la que le lava los pies, se los besa, y se los perfuma. Y esos detalles de amor demuestran que tiene un gran corazón, mucha fe en Jesús y que le ama. Por eso se le perdona todo, porque ama mucho.

Tu y yo, amable lector, también somos pecadores como Simón o esa mujer maltratada por la sociedad. Por eso para que Jesús use su misericordia con nosotros sólo hay que pedírsela.

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