sábado, 2 de junio de 2007

A las 9 de la mañana despedimos a la Virgen de Fatima


A las 8.30 de la mañana ya estaba Victor esperando para que se abriera la puerta de la Iglesia y saludar a la Virgen. Hoy teníamos en Covadonga el rosario de la aurora, y no se podía fallar en esta despedida, porque no siempre que queremos tenemos a la Virgen de Fatima por la parroquia.

Durante media hora fueron llegando un grupo de mujeres y de hombres, exactamente once mujeres y cuatro hombres, para comenzar a rezar el rosario. Y a las 9.10 comenzamos a rezar cantando el avemaría todo lo mejor que podemos y sabemos, pero poniendo el corazón del cariño a la Virgen.

Todavía nos queda mucho para aprender que tenemos que ser mucho más alegres por dentro, porque los cristianos somos un poco "tristes", como recordaba Bernanos a los cristianos franceses de su tiempo. Y es que no nos damos cuenta que los cristianos somos los únicos que podemos estar siempre alegres, precísamente por eso, porque somos hijos de Dios. Pero, todavía no hemos caido bien en la cuenta de nuestra alegría.

Después del rosario tuvimos la misa de acción de gracias a la Virgen de Fatima. Sólo dos cosa recordó el cura: "La devoción a la Virgen es un camino seguro para llegar a Dios. Y no os olvidéis de rezar el rosario porque esta será el arma de combate al final de nuestra vida, si queréis mantener la paz por dentro". Yo no añado nada, porque me parecen dos buenas ideas.

¡Que la Virgen de Fátima nos enseñe a navegar por este viejo y pícaro mundo sin perder el norte de nuestra vida!

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