viernes, 29 de diciembre de 2006

Ya no se hacen inocentadas



Se pasaron aquellos inviernos fríos donde los chavales salíamos a la calle a gastar una inocentada con el clásico muñeco de papel que colgábamos en la espalda al felicitar las pascuas de Navidad.

Luego al final del día uno se enteraba de las "inocentadas" más ocurrentes que se le hacían a alguno de los personajes famosos del pueblo. En aquella época había sus excepciones, a nadie se le ocurría hacer una inocentada al sacerdote, al sargento de la guardia civil o al médico. Todos los demás podían ser blanco de una inocentada.

Se pasan los años y las inocentadas. ¡Qué pena, Dios mío!

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